Dos noticias muy diferentes han sacudido al mundo de la ciencia en los últimos días. Viajando a las entrañas de la Tierra, un descubrimiento digno de la novela de Verne: todo un bosque primitivo bien conservado, que podría incluso albergar especies aún no registradas por la ciencia, en el fondo de un enorme sumidero en China. Y luego, nos movemos al centro de la Galaxia donde, al fin, pudimos ver imágenes del agujero negro Sagitario A*. Exploremos un poco estas novedades científicas.
Un sumidero lleno de vida
El pasado 9 de mayo, medios oficiales del gigante asiático transmitían que un equipo del Instituto de Geología Kárstica del Servicio Geológico de China, había descubierto un enorme sumidero que alberga un bosque primitivo bien conservado en la región de Guangxi Zhuang. Según detalló Zhang Yuanhai, ingeniero jefe del Instituto, el socavón tiene 306 metros de largo, 192 metros de profundidad y 150 metros de ancho, y su volumen supera los 5 millones de metros cúbicos, por lo que puede clasificarse como un gran sumidero. Las imágenes satelitales parecían mostrar una posible dolina y los expertos decidieron adentrarse.
La expedición, liderada por Chen Lixin, tuvo lugar el 6 de mayo y confirmó la existencia de un enorme socavón natural. Con este hallazgo, el número de sumideros descubiertos en Leye, bautizado como la «capital mundial de los socavones», se eleva a 30. El equipo tuvo que descender en rappel más de 100 metros, y luego una caminata de varias horas hasta llegar a la base del sumidero, que cuenta con tres accesos. Según declaró recientemente Lixin a Live Science, no sería extraño encontrar nuevas especies en estas cuevas «que nunca antes habían sido reportadas o descritas por la ciencia». Más sorprendente fue encontrar un bosque dentro del sumidero, con árboles de hasta cuarenta metros de altura y una densa vegetación que llegaría “hasta los hombros” de una persona.
El agujero negro de nuestra galaxia se deja fotografiar
El pasado jueves 12 de mayo vimos por primera vez a Sagitario A*, el agujero negro supermasivo que, según las teorías, existía en el centro de la Vía Láctea. El equipo internacional del Telescopio del Horizonte de Eventos (EHT, por sus siglas en inglés), quienes nos enseñaron en 2019 por primera vez cómo era uno de estos monstruos galácticos (el de la galaxia Messier 87 (M87), a 55 millones de años luz), ha presentado la imagen del nuestro, demostrando su existencia.
El objeto visto en 2019, con 6 500 millones de veces la masa de nuestro Sol, es más de mil veces más grande que el nuestro, que «solo» tiene una masa estimada de unos cuatro millones de soles. Sin embargo, sigue siendo un agujero negro supermasivo. Cuando mostraron la primera imagen en abril de 2019, los líderes del equipo explicaron que el siguiente objetivo sería Sagitario A*. Desgraciadamente, la pandemia ocurrió primero, retrasando las cosas. Tres años después, finalmente tenemos esta imagen: una región central oscura rodeada por una estructura brillante con forma de anillo, donde la luz se curva por la poderosa gravedad del agujero negro.
El científico principal del proyecto EHT, Geoffrey Bower, declaró: «Nos sorprendió lo bien que coincidía el tamaño del anillo con las predicciones de la Teoría de la relatividad general de Einstein». Los dos agujeros negros cuyas imágenes se han logrado hasta ahora tienen masas muy distintas y por tanto se alimentan de materia a un ritmo muy distinto. En función de esto, deberían verse muy diferentes entre sí, pero la Teoría de la Relatividad predice que deben tener el mismo aspecto. La única diferencia entre los dos agujeros negros es su tamaño, que, una vez más, Einstein tenía razón.
Sin duda lo del agujero negro de la vía láctea fue algo sorprendente, también las imágenes del Telescopio James Webb que van saliendo son increíbles.
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